Cartografías | Mauricio Lara + SIMPLE de TRISTA
Reflexionamos cómo estos elementos gráficos, planos y de dos dimensiones se utilizan como guías constructivas para transformarse en algo tridimensional. Hablamos de las partes básicas del cuerpo que deben tomarse en cuenta al momento de diseñar no solo por sus medidas sino por el movimiento que requiere al interactuar con las prendas.
El cuerpo humano es la cartografía de las experiencias que vivimos. Las cicatrices marcan acontecimientos, los tatuajes que elegimos o lunares con los que nacemos; las arrugas y marcas que vamos formando por hábitos, gestos y posturas, se vuelven el mapa y la huella de nuestra existencia.
Todo lo que vivimos se plasma en nuestro mapa personal, tal como pasa en la tierra que habitamos. Cada asentamiento humano va creciendo y dejando huellas particulares que responden a cuestiones de orografía, hidrografía e incluso muchas veces a los usos y costumbres de las comunidades. Esas marcas quedan como referencias gráficas en los mapas y funcionan como las identidades particulares de cada territorio. Los mapas son las “huellas digitales” que generamos los humanos en la tierra.
Para este ejercicio creativo de exploración imaginamos cómo a través de pequeños cambios a la información de un mapa, podemos cambiar la ruta y su destino, interpretamos esta idea gráficamente con costuras y bordados -tanto a mano como a máquina- que simulan el trazo manual de las rutas, caminos pasados e indicaciones futuras.
Nos sumergimos en un patronaje experimental de juego de volúmenes, donde los cortes y dobleces se vuelven intercambiables hasta obtener formas nuevas con un sentido funcional. Costuras oscilan entre práctica y estética. Las prendas toman forma y textura en sutiles crepes de lana, popelinas, palmitas y combinaciones de lino, en una gama de negro y hueso, con toques de gris.Modificar
El
patrón
modificar
El
futuro